Los restos de Santa Rosa de Lima se guardan hace 394 años en un subterráneo del convento de Santo Domingo, a pocos metros de la Plaza Mayor, y en la cripta se lee su última voluntad: “Hago donación de mi cuerpo a mis hermanos dominicos”.
La Patrona de Perú, América y las Filipinas reposa en un mausoleo del convento de Santo Domingo, ubicado en el cruce de los jirones Camaná y Conde de Superunda, lugar que puede ser visitado todo el año por fieles o turistas nacionales y extranjeros.
La tumba de Santa Rosa, también patrona de los policías y enfermeros peruanos, fue edificada sobre un espacio que correspondió a un antiguo cementerio que alberga a más de 70 frailes de la orden de Santo Domingo, actualmente clausurado y sin acceso al público.
Al fondo de una sala donde predomina el color amarillo, los visitantes del convento pueden apreciar el mausoleo de mármol que ha preservado por siglos los restos de la santa limeña, y donde el público también puede dejar sus pedidos; al igual que el pozo de los deseos en el convento que lleva su nombre, en la avenida Tacna.
La frase que revela su última voluntad explica el agradecimiento de Isabel Flores de Oliva (su nombre de nacimiento) por haber pertenecido a la orden dominica, explicó a la Agencia Andina Eduardo Velásquez, uno de los guías de este tradicional convento, construido a mediados del siglo XVI.
En esta cripta se encuentra la mayor parte de los restos de Santa Rosa, con excepción de su cráneo, que ha sido llevado al templo de la misma iglesia, para que el público pueda apreciarlo y venerarlo cuando se realizan actos litúrgicos. Este cráneo se mantiene guardado en una urna de mármol enchapada en oro y plata.
Asimismo, algunos de los huesos de la santa limeña fueron trasladados a otros lugares para su veneración, como el monasterio de Santa Rosa o el Palacio Arzobispal, también en el Centro de Lima.
Velásquez reseñó que la madre de Isabel Flores de Oliva, tras su nacimiento decidió llamarla Rosa, porque un día, al descubrirle el rostro, observó la imagen transfigurada de una pequeña rosa. Inicialmente fue llamada Rosita, y luego, a medida que fue creciendo, se le llamó Rosa.
Después de hacer sus votos, Rosa construyó en el jardín de la casa de sus padres una ermita, donde se dedicaba a la oración y tuvo múltiples experiencias místicas. Además fue muy querida por la gente, porque atendía a pobres y enfermos.
A Santa Rosa de Lima se le atribuyen muchos milagros, entre ellos haber hecho brotar un rosal en su casa, pese a que en aquella época el clavel era la flor más frecuente y las rosas no se producían en Perú.
Otro milagro alude al pacto que tenía Santa Rosa con los zancudos y mosquitos, con los cuales dialogaba, no la picaban y le daban la tranquilidad para orar. También se dice que evitó mediante una tormenta el ataque pirata del holandés Jorge Spilberg al Callao, en 1615.
A lo largo de la historia, la figura de Santa Rosa de Lima en el corazón del pueblo peruano ha representado un símbolo de integración nacional, pues en su veneración convergen todas las clases sociales.
La devoción a esta santa limeña se ha extendido no sólo en Perú, sino también en las Filipinas y otras partes de América Latina, donde turistas extranjeros hasta han efectuado recorridos de peregrinación para visitar el santuario y la cripta de la santa patrona limeña.
Según se informó, la temporada de más público extranjero a este convento está comprendida entre junio y agosto, debido a las vacaciones de verano en Europa y Norteamérica. En esa época el convento puede recibir más de mil visitantes al día.
Además, la celebración de Santa Rosa de Lima, cada 30 de agosto, aumenta la asistencia del público peruano, que puede recorrer en el convento de Santo Domingo alrededor de 10 ambientes históricos de diseño arquitectónico colonial.
Entre las salas abiertas al público se encuentran la plazuela Santo Domingo; y la sala capitular, donde se reunían los frailes para elegir a sus autoridades y resolver cualquier controversia.
También se puede visitar el campanario de la iglesia, que ofrece una excelente vista hacia el Centro de Lima; y la biblioteca, con 25,000 volúmenes que usaron los dominicos, además de colecciones bibliográficas de gran valor e incluso incunables de los siglos XV y XVI.
Incluso, un ambiente nuevo abierto al público, denominado la sala de Santa Rosa, contiene imaginería popular, con pequeñas estatuas, estampillas, y hasta fotografías y reproducciones con la vida y pasos místicos de la santa.
Las visitas a este convento se realizan en horario corrido, de lunes a domingo (incluso feriados) de 09:30 a 18:30 horas. Las tarifas son S/. 1.00 (escolares), S/. 3.00 (estudiantes con carné de identificación) y S/. 5.00 (público adulto).
Fuente: NOticia Local - Agencia Andina
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