Fotografía: Ademir Espíritu
- Los mapas de peligro distribuyen las ciudades en cinco zonas: muy peligrosas, peligrosas, de peligro alto, medio y bajo.
La ciudad de Lima requiere de un mapa de peligro. El ejemplo de esta necesidad es Lomo de Corvina, un asentamiento humano de Villa El Salvador ubicado en una pendiente de arena, a la que el efecto sísmico podría afectar a la población que lo habita.
El sismólogo peruano Julio Kuroiwa afirma que desalojar a la gente puede ser un problema para cualquier autoridad, pero a las personas hay que decirles la verdad: allí están expuestos a un gran riesgo porque la arena que se acumula es eólica, la cual es transportada por el viento.
Recuerda que el barrio de San Francisco en Moquegua, cuyas características eran similares a las de Lomo de Corvina, se destruyó al 100% en el terremoto de julio de 2001. “Si a Lomo de Corvina se le agregan sistemas de agua y desagüe, significa que el riesgo aumentará aún más.”
Kuroiwa considera que el desarrollo de una ciudad como Lima, que alberga al 30 por ciento de la población nacional y al 70 por ciento de la actividad económica, debe ser cuidadoso.
“Es hora de hacer sugerencias constructivas. El alcalde de Lima, Luis Castañeda Lossio, no debe permitir que se densifique más Lomo de Corvina, y las personas deben saber que en un momento dado podrán perder sus viviendas.”
El científico sostiene que el alcalde tiene que invertir en la elaboración de un mapa de peligro, es decir estudiar los efectos sísmicos, la posibilidad de deslizamientos y de inundación que puedan poner en riesgo la vida y las edificaciones.
“Eso lo enfatizamos en el mapa de peligro, pues este instrumento permitirá clasificar las zonas de riesgo de cada ciudad. 122 ciudades lo tienen, pero no lo utilizan. Lima no cuenta con uno.”
Instrumento clave- En 2003, el Indeci, con el apoyo del PNUD, elaboró mapas de peligro de 122 ciudades a escala nacional, incluidas Chincha, Pisco e Ica.
Fuente: Noticia Local - Agencias
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