La Sunedu ha sido implacable al detallar las fallas de estas instituciones, que van mucho más allá de una simple multa. Las deficiencias comunes detectadas incluyen la insuficiencia de docentes a tiempo completo , la falta crítica de laboratorios y equipamiento adecuado, graves problemas en la gestión de investigación e irregularidades en los procesos de admisión. Por ejemplo, la Universidad Andina Néstor Cáceres Velásquez debe cesar el 31 de diciembre de 2025, mientras que la Universidad Inca Garcilaso de la Vega tiene plazo hasta el 3 de marzo de 2026. Esta situación ha puesto en alerta a millas de estudiantes en Lima, Puno, Arequipa, Ucayali y Chimbote.
Pero, ¿qué pasó con los alumnos? Es vital entender que el cierre no es abrupto. La Sunedu supervisa un cese ordenado para proteger a los estudiantes. Los afectados tienen dos caminos: pueden trasladarse a una universidad licenciada receptora con la que la institución en cierre debe firmar convenios, o pueden permanecer en la universidad en cese por un período máximo de dos años para culminar sus estudios y obtener su título. La superintendencia garantiza que, a pesar del cierre, los alumnos podrán obtener sus grados sin inconvenientes, aunque el reloj ya esté corriendo para quienes deben tomar una decisión y asegurar la continuidad de su formación académica.

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