Roberto Revoredo Castro
Periodista-Escritor
Uno de los platos típicos de la culinaria brasileña que más gusto, y que en épocas de invierno estaría dispuesto a comer en cualquier momento, es el “Mocotó”; una deliciosa sopa compuesta por ricos y nutritivos ingredientes, que deja al corazón contento y al estomago satisfecho.
Soy una persona que gracias a Dios tengo un sibarita paladar -aunque no muy exigente, pues como de todo- Así que, donde voy trato de apreciar lo mejor de la culinaria del lugar. Por eso quise mencionar algo sobre este delicioso plato brasileño. Debo ser sincero al decirles que me agradó tanto, que ahora soy uno de los más fieles degustadores del mocotó. No creo estar exagerando, pues a todas las personas que los invité a probarlo quedaron tan encantadas como yo.
Unos dicen que el Mocotó, es un plato brasileño, cuyo origen se deriva de la tradición portuguesa, que preparaba un caldo llamado “mano de vaca” que se comenzó a difundir especialmente en Rio de Janeiro allá por el siglo XIX como una especie de desayuno, y que después se volvió una tradición en la capital carioca, motivo por el cual es común ver que diversos restaurants, bares y tabernas de la ciudad ofrecen el famoso Mocotó, servido en una especie de grandes tasas o en recipientes de porcelana blanca.
Sin embargo, se escucha también otra versión sobre su origen, que dice que el plato fue originalmente preparado por los indios esclavos que trabajaban junto con los negros africanos en las charqueadas, de donde recogían aquellas partes de las vacas despreciadas por los patrones, tales como las patas, ubres, y tripas entre otras cosas, las que después de ser limpiadas eran puestas a hervir en un caldero durante muchas horas. Por estos motivos algunos autores dicen que la palabra deriva del tupí-guaraní: mbo-coto o mano de vaca, ya que los principales ingredientes son las patas de la vaca.
Con el paso del tiempo, los “Coroneles” o hacendados descubrieron no solo el delicioso sabor del mocotó, sino también sus bondades nutritivas y comenzaron a prepararlo en sus casas, pero adicionándole frejoles blancos, chorizos, huevos cocidos y picados, además de condimentos y otros ingredientes. Que es tal como se difunde actualmente.
En el Estado de Rio Grande do Sul –donde existen épocas de intenso frío- el mocotó es saboreado con agrado por ser un plato caliente y provisto de una gran fuente de calorías. Sin embargo el mocotó de esa región de Brasil, llamado también “Mocotó Gaúcho” además de los ingredientes antes mencionados, le agregan mondongo (dobradinha) en tiras que hacen al plato más sabroso todavía.
Bueno si alguna vez deciden darse una vuelta por este maravilloso país llamado Brasil y están con un apetito voraz, les recomiendo pedirse un buen plato de mocotó, que estoy plenamente seguro les va a agradar; pero además –tal como dije al principió de esta nota- los dejará también con el corazón contento y el estomago satisfecho.
Les cuento además, que una deliciosa y agradable cena brasileña es, un buen vino, un buen plato de mocotó calientito, con su huevo picadito encima (algunos gustan rociarle queso parmesano) también suelen acompañarlo con unos pedazos de pan, y porsupuesto escuchando buena música brasileña, con sus notas musicales entremesclandose con el ulular de un frío viento invernal y el ruido de las olas del mar.
Huummmm… escribir esto me abrió el apetito, así que, me abrigaré bien y me iré a degustar junto a una bellísima y agradable compañía, de un buen vino seco Merlott, y por supuesto, de un poderoso Mocotó, para que me de mayor fortaleza, pues la música de Vinicius de Morais que estoy escuchando frente al mar me puso esta noche más romántico que de costumbre.
Bueno… ¡Salud! e… Bon appetit.
Fuente: Noticia Local - Impressor Braziliensse
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