Texto y fotografía: Ademir Espíritu
(Escrito el 23 de agosto del 2007)
Por la ciudad en ruinas todo invita al olvido,
los viejos portalones, la gran plaza desierta
y el templo abandonado… La ciudad se ha dormido.
¡No hagáis ruido! Parece como que se despierta…
Abraham Valdelomar
Del poema: Evocación de la ciudad muerta
Parapetada entre las peñas del “Boquerón” la muerte espero –paciente- la señal. 15 de agosto. 2007. A las seis con cuarenta y uno el violento latigazo del mar sobre las rocas de ese promontorio de tierra al frente de San Andrés en Pisco la pusieron sobre aviso. Esta vez no era la paraca. Viajaba la muerte tierra adentro en cada poderosa onda del terremoto.
A las seis con cuarenta y uno de hoy el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) nos ha reportado –a los que aún quedamos con vida- 514 fallecidos. No hay escala que mida el dolor.
Probablemente llegaron puntuales a la misa de las seis. Probablemente se persignaron. Marido y mujer ocupaban una banca en la Iglesia San Clemente de Pisco. Probablemente Ella arrullaba a su nene de 10 meses.
Fue el bueno de Rómulo Palomino, siete horas después del terremoto, quien halló al infante Gerson William Herrera Alvear. “Parecía muertito. Noté que latía su corazón. Lo limpié y lloró”, relata el salvador. A los padres los desenterró. Sin vida. Tenían las manos matrimoniadas. Ellos se llamaban William Raúl y Flor de María.
A las seis con cuarenta y uno de hoy el Congreso de la República del Perú guardo un minuto de silencio en memoria de los muertos por el terremoto de hace una semana.
“La calle es nuestra casa. Como ve todo se ha caído. Hasta ahora nadie nos ha empadronado siquiera. Ni agua ni comida nada tenemos señor. Ni lágrimas para seguir llorando ¿Usted ve acaso alguien del gobierno?” No doña Rosa Pillaca. Sólo un par de soldados se pierden al final de su cuadra la cuadra siete de Beatita de Humay en Pisco. Es domingo. 19 de agosto.
Aquel día el doctor Alan García recorría la derruida Pisco junto a su homólogo de Colombia Álvaro Uribe. Inspección. Visita de Intercambio de experiencias. En Lima su esposa solicitaba más ayuda para los damnificados. “Creativos” los supermercados colocaban carpas para el depósito de donaciones en sus propios locales.
Aquel domingo García Pérez invitó a las ONG’s a colaborar con los pisqueños. Muchas de ellas ya estaban en la zona antes que el INDECI. La invitación presidencial se hizo extensiva a los artistas nacionales para que lleven “entretenimiento” a los dolidos. El señor Gianmarco Zignago todavía esta pensando en la canción símbolo. Laura Bozo no. Con las cámaras de Televisa se acuarteló en Pisco. El morbo le reportará buenos dividendos. Que la ingenua aldea global disfrute del dolor. Hasta que le toque.
En la calle López de Alarcón a una cuadra de la Municipalidad de Pisco dos empresarios repartían víveres. Largas lenguas humanas esperaban el beneficio. Ambos dijeron que venían de Lima. Ambos habían llegado en sus cuatro por cuatro. Ambos prefirieron el anonimato. La fotografía quedó plasmada en nuestra memoria.
El Gobierno ha comprometido una investigación a las empresas de telefonía por el colapso de sus servicios tras el sismo del 15 de agosto. La comisión investigadora la integran al cien por ciento funcionarios del Organismo Supervisor de las Telecomunicaciones -OSIPTEL. La aquiescente institución que tolera el “pague primero reclame después”.
“No tuvimos línea ni de fijo ni de celular. Era desesperante. Veía las calles y mi casa destruida y pensaba en mis hijos en Lima. Sólo quería escucharlos. Decirles que estaba vivo. Saber que estaban bien. No pude hacerlo hasta el tercer día después el sismo”, confiesa el señor Carbajal Flores. Se ha reubicado frente a su caída vivienda de la calle Pedemonte. Sobre el sofá –dónde realmente vive- descubrimos un par de teléfonos móviles. Las baterías habían expirado.
En Pisco la muerte le arrebató la vida a todo. Se hospedó en la ciudad durante tres minutos con cinco segundos. Colocó nuestras fachas frente al espejo del que siempre huimos. Cuando ella llega recordamos la existencia del otro. Los 7.9 grados del sismo desnudaron la inacción de los gobernates de los gobiernos de hoy y de los que pasaron. En pisco la muerte le arrebató la vida a todo. Se la llevó la paraca. Hasta nuevo aviso.
los viejos portalones, la gran plaza desierta
y el templo abandonado… La ciudad se ha dormido.
¡No hagáis ruido! Parece como que se despierta…
Abraham Valdelomar
Del poema: Evocación de la ciudad muerta
Parapetada entre las peñas del “Boquerón” la muerte espero –paciente- la señal. 15 de agosto. 2007. A las seis con cuarenta y uno el violento latigazo del mar sobre las rocas de ese promontorio de tierra al frente de San Andrés en Pisco la pusieron sobre aviso. Esta vez no era la paraca. Viajaba la muerte tierra adentro en cada poderosa onda del terremoto.
A las seis con cuarenta y uno de hoy el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) nos ha reportado –a los que aún quedamos con vida- 514 fallecidos. No hay escala que mida el dolor.
Probablemente llegaron puntuales a la misa de las seis. Probablemente se persignaron. Marido y mujer ocupaban una banca en la Iglesia San Clemente de Pisco. Probablemente Ella arrullaba a su nene de 10 meses.
Fue el bueno de Rómulo Palomino, siete horas después del terremoto, quien halló al infante Gerson William Herrera Alvear. “Parecía muertito. Noté que latía su corazón. Lo limpié y lloró”, relata el salvador. A los padres los desenterró. Sin vida. Tenían las manos matrimoniadas. Ellos se llamaban William Raúl y Flor de María.
A las seis con cuarenta y uno de hoy el Congreso de la República del Perú guardo un minuto de silencio en memoria de los muertos por el terremoto de hace una semana.
“La calle es nuestra casa. Como ve todo se ha caído. Hasta ahora nadie nos ha empadronado siquiera. Ni agua ni comida nada tenemos señor. Ni lágrimas para seguir llorando ¿Usted ve acaso alguien del gobierno?” No doña Rosa Pillaca. Sólo un par de soldados se pierden al final de su cuadra la cuadra siete de Beatita de Humay en Pisco. Es domingo. 19 de agosto.
Aquel día el doctor Alan García recorría la derruida Pisco junto a su homólogo de Colombia Álvaro Uribe. Inspección. Visita de Intercambio de experiencias. En Lima su esposa solicitaba más ayuda para los damnificados. “Creativos” los supermercados colocaban carpas para el depósito de donaciones en sus propios locales.
Aquel domingo García Pérez invitó a las ONG’s a colaborar con los pisqueños. Muchas de ellas ya estaban en la zona antes que el INDECI. La invitación presidencial se hizo extensiva a los artistas nacionales para que lleven “entretenimiento” a los dolidos. El señor Gianmarco Zignago todavía esta pensando en la canción símbolo. Laura Bozo no. Con las cámaras de Televisa se acuarteló en Pisco. El morbo le reportará buenos dividendos. Que la ingenua aldea global disfrute del dolor. Hasta que le toque.
En la calle López de Alarcón a una cuadra de la Municipalidad de Pisco dos empresarios repartían víveres. Largas lenguas humanas esperaban el beneficio. Ambos dijeron que venían de Lima. Ambos habían llegado en sus cuatro por cuatro. Ambos prefirieron el anonimato. La fotografía quedó plasmada en nuestra memoria.
El Gobierno ha comprometido una investigación a las empresas de telefonía por el colapso de sus servicios tras el sismo del 15 de agosto. La comisión investigadora la integran al cien por ciento funcionarios del Organismo Supervisor de las Telecomunicaciones -OSIPTEL. La aquiescente institución que tolera el “pague primero reclame después”.
“No tuvimos línea ni de fijo ni de celular. Era desesperante. Veía las calles y mi casa destruida y pensaba en mis hijos en Lima. Sólo quería escucharlos. Decirles que estaba vivo. Saber que estaban bien. No pude hacerlo hasta el tercer día después el sismo”, confiesa el señor Carbajal Flores. Se ha reubicado frente a su caída vivienda de la calle Pedemonte. Sobre el sofá –dónde realmente vive- descubrimos un par de teléfonos móviles. Las baterías habían expirado.
En Pisco la muerte le arrebató la vida a todo. Se hospedó en la ciudad durante tres minutos con cinco segundos. Colocó nuestras fachas frente al espejo del que siempre huimos. Cuando ella llega recordamos la existencia del otro. Los 7.9 grados del sismo desnudaron la inacción de los gobernates de los gobiernos de hoy y de los que pasaron. En pisco la muerte le arrebató la vida a todo. Se la llevó la paraca. Hasta nuevo aviso.
Fuente: Noticia Local