13 feb 2012

La minería informal amenaza las alturas de Chumbivilcas

Roberto Ochoa B.

En las alturas del distrito de Quiñota, en Chumbivilcas,  Cusco, donde se asienta el yacimiento de la mina Anabi, no hay lagunas, ni cabeceras de cuenca y el río vecino no muestra señales de contaminación, tal y como lo demostró la Dirección Regional de Salud (Diresa) del Cusco y los técnicos del Ministerio de Ambiente. 

Dos sucesivos estudios coincidieron en señalar que el agua no está contaminada y que es apta para el consumo agrícola y ganadero.

Sin embargo, el domingo pasado, el yacimiento sufrió el ataque de cientos de comuneros procedentes del vecino distrito de Llusco, instigados por dirigentes agrarios contrarios a la actividad minera.

Pese a las sucesivas amenazas, las autoridades cusqueñas tardaron en reaccionar, y -después de producido el ataque- el Ejecutivo envió a los vice ministros de Minas, Guillermo Shinno Huamaní y el vice ministro de Agricultura, Juan Rheineck. Ambos funcionarios anunciaron que a partir de hoy las actividades de la mina Anabi quedarán suspendidas.

Pero el acuerdo de la mesa de diálogo se vio empañada este fin de semana cuando Samuel Acero Hurtado, secretario general de la Federación Agraria Revolucionaria Túpac Amaru del Cusco, con base en Chumbivilcas, reveló que “Nosotros ya no necesitamos que haya un estudio, pues hemos demostrado que hay contaminación. El pueblo pide el retiro de la mina Anabi, y si las autoridades no los echan, la propia población lo hará”.

Acero fue enfático en afirmar que la minería "no va en Chumbivilcas", pero advirtió que poco o nada puede hacer para evitar la masiva presencia de mineros informales en la zona. "Yo no puedo garantizar nada. Si trabajan o no en la actividad artesanal (en los terrenos de Anabi) es una decisión que corresponde a las comunidades", sentenció.

Lo cierto es que la minería informal estaría detrás de estos graves acontecimientos que han puesto en peligro el desarrollo de la minería formal en Cusco, y que amenazan cientos de puestos de trabajo para los pobladores de Quiñota.


EVITAN DESASTRE AMBIENTAL

Un grupo de quince trabajadores de la mina Anabi, liderados por el ingeniero Víctor Zavaleta, enfrentaron a la turba que incendió el campamento y durante varios días evitaron el colapso de las pozas de cianuro de sodio (ver infografía).
Los trabajadores de la mina contaron con el apoyo de cientos de pobladores del vecino distrito de Quiñota, quienes enfrentaron a los invasores y evitaron la total destrucción del campamento minero.

Mientras tanto, en Llusco se han congregado los mineros informales interesados en explotar los yacimientos sin el control de las autoridades.

Fuente: Noticia Local - La República

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