En total, fueron 180 las obras cuya ejecución administró, entre 2003 y 2010, este cuestionado organismo internacional que goza de inmunidad diplomática. Todas le costaron a la ciudad S/.1,285’067,316.
De este monto, de acuerdo con lo que ha podido establecer la gestión de Susana Villarán, la OIM se ganó una comisión equivalente al 3.5% del valor de cada obra, con lo cual, en siete años, se hizo con nada menos que S/.43’456,382.
Es decir, no solo ocurrió que en ese período el municipio evadió los controles y la fiscalización de la Contraloría General de la República –puesto que la OIM fue el escudo para que ninguna factura, contrato o expediente técnico fueran revisados–, sino que, además, las arcas municipales desembolsaron a favor de esa entidad un dinero que bien pudo quedarse en la comuna para el desarrollo de obras sociales a favor de los limeños.
Esa cifra podría ser mayor si se toma en consideración que de las 32 obras iniciadas en 2010 (ver cuadro), hay varias que aún están en ejecución. Teniendo en cuenta que la gestión de Castañeda tenía por costumbre hacer presupuestos que después se disparaban por las nubes, el costo final de los proyectos puede ser mayor; con lo cual, la comisión final para la OIM podría superar los S/.43.4 millones.
LAS OBRAS. El 31 de mayo de 2009, este diario informó que 19 de las grandes obras de la ciudad estuvieron a cargo de la OIM, y que solo ellas superaban los 500 millones de soles.
Algunas de estas obras son la Vía Expresa Grau (S/.140 millones), la semaforización de la avenida Canadá (S/.1.5 millones), el Viaducto Paseo de la República-Manco Cápac (S/.17.6 millones), el Intercambio Vial Universitaria-Venezuela (S/.57.9 millones), la Interconexión Rímac-San Juan de Lurigancho (S/.62.4 millones), la Interconexión de la Vía Grau con San Juan de Lurigancho (S/.25.7 millones), entre otras.
La Contraloría ya ha expresado la imposibilidad de auditar el íntegro de estos proyectos porque los organismos internacionales no están obligados a rendir cuentas en el país, en virtud de su “inmunidad diplomática”. Por eso, nadie puede saber hasta el momento si Castañeda hizo o no buen uso de esos cientos de millones de soles.
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