Esta obra no solo recupera la capacidad hidráulica del río para evitar desbordes, sino que actúa como un escudo para la economía local. Gracias a estas acciones, se protegen directamente unas 10 hectáreas de cultivos de frutales, que representan el sustento principal de las familias del valle. Además, la intervención resguarda una vía de acceso estratégica, garantizando que el transporte de personas y productos agrícolas no se vea interrumpido por la erosión o el aumento del caudal.
Más allá de la infraestructura, la ANA enfatizó que la prevención es un trabajo compartido y exhortó a la población a respetar las fajas marginales y los cauces naturales de los ríos. Evitar la ocupación indebida de estas zonas es vital para el éxito de la gestión del riesgo y la seguridad hídrica. Con estas medidas, se busca asegurar un desarrollo ordenado y sostenible en el valle de Cañete, priorizando siempre la protección de la actividad productiva y la vida de sus habitantes.
