Mostrando entradas con la etiqueta ChatGPT. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ChatGPT. Mostrar todas las entradas

7 ago 2025

GPT-5: El salto que convierte la ciencia ficción en manual de instrucciones

Por Ademir Espíritu

El día que la IA se volvió un poco menos futurista

El 7 de agosto de 2025, OpenAI lanzó GPT-5, y con él, una sensación extraña: la de que el futuro ya no llega en cohetes, sino en actualizaciones de software. Esta nueva generación de la saga Generative Pre-trained Transformer no es solo un paso adelante; es más bien un salto en zancadas largas, de esos que hacen que mires atrás y pienses: ¿cómo demonios trabajábamos antes de esto?

Disponible para los 700 millones de usuarios semanales de ChatGPT —sí, casi la población de Europa—, GPT-5 se ofrece desde la versión gratuita hasta planes profesionales con acceso ilimitado. La democratización tecnológica nunca había sido tan literal: lo mismo lo usa un estudiante en Nairobi para preparar un ensayo que un programador en San Francisco para escribir medio proyecto antes del café.

Qué lo hace distinto (y por qué debería importarte)

Rendimiento que no cabe en un titular.
En pruebas como SWE-bench Verified o Aider polyglot, GPT-5 deja atrás a sus predecesores como un atleta joven que pasa corriendo junto a un grupo de jubilados haciendo footing. No solo entiende código: lo colabora, lo corrige y lo produce como si llevara décadas en Silicon Valley.

Tareas encadenadas sin perder el hilo.
En el benchmark τ²-bench telecom alcanza un 96,7 % de precisión, lo que significa que puede ejecutar una secuencia compleja de acciones sin confundirse… algo que, si somos honestos, la mitad de los humanos no consigue antes de la segunda taza de café.

Memoria de elefante, velocidad de halcón.
Con 400 000 tokens de contexto, GPT-5 puede leer y recordar el equivalente a varias novelas rusas antes de devolverte una respuesta coherente. Y lo hace reduciendo en un 80 % los errores factuales, porque ya no basta con hablar bonito: hay que decir la verdad.

Control fino, casi quirúrgico.
Puedes ajustar su verbosidad y el esfuerzo de razonamiento como si fueras un director de orquesta decidiendo el tempo de la sinfonía. Y si lo tuyo es la eficiencia extrema, ahí está la variante “minimal” para no perder ni un segundo.

Tres tamaños, mismo cerebro.
gpt-5, gpt-5-mini y gpt-5-nano: la misma inteligencia adaptada a tus necesidades de latencia, coste o puro capricho tecnológico.

De la mesa de laboratorio a la mesa de juntas
GPT-5 no es un experimento para geeks: es un producto en producción, incrustado en empresas como Amgen, BBVA, Lowe’s, Uber o Figma. Desde farmacéuticas que necesitan precisión milimétrica hasta gigantes del retail que requieren respuestas inmediatas, el modelo está haciendo lo que antes se reservaba a equipos enteros de expertos… y sin pedir vacaciones.

En educación, ChatGPT Edu y Teams lo llevan a aulas y oficinas, convirtiendo tareas de horas en minutos. El API lo abre al resto del mundo, para que startups y multinacionales jueguen con las mismas cartas.

Más que un modelo: una estrategia
OpenAI ha decidido que ya no habrá una docena de modelos con nombres crípticos compitiendo por tu atención. GPT-5 consolida todo en un solo motor fluido, simplificando la experiencia y, de paso, cerrando filas frente a rivales cada vez más ambiciosos.

No es un paso hacia una Inteligencia Artificial General en el sentido filosófico —esa utopía o pesadilla según a quién preguntes—, sino hacia una Asistencia General Artificial: un ayudante siempre presente, adaptable, y cada vez más difícil de distinguir de un colega humano particularmente eficiente (y menos propenso a dramas de oficina).

A modo de conclusión
GPT-5 no solo programa, razona, escribe y asiste en diagnósticos médicos: se mete en nuestra cotidianidad sin pedir permiso, y lo hace con la habilidad de quien conoce tus necesidades incluso antes de que las formules. Es menos una herramienta y más un socio de trabajo, siempre disponible, que transforma el viejo sueño de “máquinas útiles” en algo tan corriente como abrir un chat.