13 mar 2007

La realidad alarmante del agua en Perú

Londres, 13 de marzo del 2007











Por James Painter BBC, Perú

El ganador de un premio Oscar, Al Gore, decidió llamar a su documental sobre el calentamiento global "Una verdad incómoda". Pero en Perú se trata de una realidad alarmante.
Funcionarios, expertos y ambientalistas conciden en que el rápido deshielo de los espectaculares glaciares andinos que se muestran en la cinta, está amenazando a largo plazo el desarrollo económico y humano del país sudamericano en el que la carencia de agua genera más preocupación.



"El calentamiento global para nosotros no se trata sólo de ambiente", advierte Julio García, miembro del Consejo Nacional del Ambiente en Perú (Conam).
"Se trata más de cómo podemos desarrollar Perú de forma sostenible en los próximos años", añade.
El problema del agua en Perú reside en parte en la peculiar geografía del país.
Una buena parte de la costa en el Pacífico sería desierto, de no ser por el agua que fluye desde los Andes.
Más de 70% de la población vive a lo largo de la costa, donde se encuentra menos de 2% de los recursos hidráulicos del país.
En contraste, el lado de los Andes que da hacia el Atlántico tiene 98% del agua y sólo un cuarto de la población.
"Mucho de nuestro suministro de agua está en el lado equivocado", dice García.
Deshielo glaciar
Perú tiene el mayor número de glaciares tropicales en el mundo. Estos depósitos de agua son importantes para la lenta liberación del líquido, particularmente en la temporada seca. Y Perú necesita desesperadamente agua todo el año.
Además de la necesidad de beber agua, 80% de la energía del país se genera tradicionalmente a partir de la hidroelectricidad.


Y la reciente expansión de sectores de la economía, como la agroexportación y la minería también absorbe enormes volúmenes de agua.
Los últimos datos del retroceso de los glaciares son alarmantes.
Un equipo de investigadores peruanos y científicos internacionales estima que Perú y Bolivia, que en conjunto tienen más de 90% de los glaciares tropicales del mundo, han perdido cerca de una tercera parte de la superficies de sus glaciares entre 1970 y 2006.
La Coordillera Blanca -donde se encuentra la montaña más alta de Perú: Huascarán, que mide 6.768 metros- ha recibido la mayor atención por parte de los especialistas.
El agua que baja de la cordillera alimenta diversas actividades económicas en el valle de Río Santa, justo debajo de la cadena montañosa.
Esto incluye una planta hidroeléctrica que genera el 5% de la electricidad de Perú, el agua potable para dos ciudades y agricultura comercial y a pequeña escala.
"El agua de los glaciares es absolutamente vital para el valle en los seis o siete meses de la temporada seca", dice Gabriela Rosas, investigadora del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) de Perú.


Se calcula que el derretimiento glaciar provee entre el 10 y 20% del total de agua que se extrae anualmente en el valle, pero puede alcanzar hasta 40% en la temporada seca.
Rosas es parte de un equipo de investigadores que estudia la disponibilidad de agua en Perú en el futuro.
Los modelos, basados en incrementos moderados de temperatura, predicen que la disponibilidad de agua al año aumentará ligeramente, conforme más glaciares se derritan, pero habrá un descenso dramático después de 2050 y posiblemente tan pronto como en 2030.
Las variaciones en cada temporada serán más intensas, con menor agua disponible en la temporada seca.
Bajas reservas
Lima, la capital de Perú, genera preocupación en particular.
La cuidad está construída en un desierto, mantiene una población de más de 8 millones, y recibe muy poca lluvia.


La capital recibe mucha de su agua del Río Rimac y otros dos ríos con fuentes en lo alto de los Andes. Los ríos son parcialmente alimentados por el deshielo glaciar, aunque poco menos que del valle de Río Santa.
"Lima tiene un enorme déficit entre el suministro y la demanda; las proyecciones oficiales dicen que éste será mayor en el futuro", dice Juan Carlos Barandiaran, ex líder de proyectos de la compañía de agua municipal (Sedapal).
La demanda tiende a incrementarse al tiempo que la ciudad recibe miles de nuevos habitantes cada año.
"Debemos tener más reservas", explica Barandiaran.
La última gran sequía, de 2004, dejó el suministro de agua de la ciudad en los límites.
"Si tenemos sequías en los dos años siguientes, nuestras reservas actuales no lo soportarán", asegura.
El gobierno del presidente Alan García quiere proveer de conexiones de agua a cerca de un millón más de personas en Lima, pero los expertos dicen que esto incrementará aún más la demanda.
El proyecto es conocido como "Agua para todos". Pero Carlos Silvestri, ex presidente de Sedapal, dice que "será muy poca agua para todos".
"Vulnerable"
Por varios años, Silvestri y otros expertos han exigido a los gobiernos construir obras multimillonarias, como un segundo túnel a través de los Andes, para fortalecer las reservas.


Estos trabajos se han convertido en algo cada vez más urgente con la perspectiva de menor agua en la temporada seca.
Ellos podrían capturar y almacenar más agua durante la temporada húmeda.
"Somos la única ciudad en América del Sur con tan pocas reservas, menos de un año de suministro. Somos muy vulnerables", señala Silvestri.
Además, el investigador se preocupa por la creciente frecuencia e intensidad de sequías a propósito del fenómeno de El Niño, y la actual dependencia de Lima en sólo un tunel de 60 kilómetros que atrae agua del otro lado de los Andes. Y ahora el derretimiento glaciar.
"Estamos al borde del abismo", advierte.
Los científicos consideran difícil predecir dentro de cuántos años tendrá lugar realmente el efecto del derretimiento glaciar.
Pero es notable cómo muchos expertos en Perú se toman muy en serio la predicción que indica que el evento llegará en este siglo, cuando un barril de agua costará más que un barril de petróleo.


Fuente: BBC Mundo .com