25 dic 2008

Internos de panadería de penal Castro Castro buscan colocar productos en mercado local

Lima, 25 / 12 / 2008

¿Sabía que el conocido establecimiento penitenciario Miguel Castro Castro produce un panetón relleno con pasas y pecanas?, ¿que se llama El Ayllu la panadería que lo prepara?, ¿que son seis internos, acusados de terrorismo, los responsables de esta tremenda amasada?
Pues así es. Marco Antonio Meneses lo cuenta. Él tiene tan solo dos años trabajando allí. Pero once en el penal. Antes de ser parte de El Ayllu, estuvo laborando en la botica del penal, apoyando al capellán y en el tópico ayudando a los enfermos.
La panadería tiene la finalidad de abastecer diariamente de pan a los mil 500 internos que allí existen. El tipo francés es el que hacen; y para el lonche, está el cachito, que sólo distribuyen los martes y jueves. Tres en el desayuno, dos en el lonche.

“También les preparamos pancitos al personal del Instituto Nacional Penitenciario (Inpe)”, comenta Marco Antonio.
Fase previa
Pero para tener listo los panetones de un kilogramo cada uno, él, César, Carlos Enrique, Héctor Jesús, Washington Ramiro y Carlos Alberto se han preparado desde noviembre, porque este dulce navideño es subvencionado por los propios internos.
“A partir de noviembre conversamos con los delegados de alimentación de cada pabellón, que son trece, y las autoridades del penal. Nos pusimos de acuerdo para que desde el 15 de ese mes hasta la quincena de enero, todos recibamos un pan menos en el desayuno y dos menos en el lonche. Con lo que ahorramos, hacemos los panetones”, explica Meneses.
Los preparan también a pedido, para los familiares y amigos, a precios cómodos para los bolsillos peruanos. Los hay desde los 10 hasta los 13 nuevos soles. El más caro es el relleno de pasas y pecanas. Para César Huarcaya, uno de los más antiguos del grupo, el producto es de calidad.

Los panes, dulces y panetones que hace El Ayllu son solicitados con mayor frecuencia cada día. Y eso enorgullece a César, por eso el empeño de todo el equipo por modernizar las instalaciones de la panadería, y formalizar la creación de una empresa.
“Queremos obtener nuestro registro sanitario, y existen normas que debemos cumplir para lograrlo. Por esa razón, la congresista Rosario Sasieta se ha comprometido con nosotros en donarnos mesas de material quirúrgico, coches y tapas para trasportar la masa de los panes, pasteles y panetones hacia el horno”, afirma entusiasta César.
Turnos
Este grupo de panaderos, porque así se ven y así se llaman, a mucha honra, trabajan de manera comunitaria: cumplen con turnos de trabajo durante el día que empiezan a las 5 de la mañana para hornear los panes, y continúa a mediodía y en la tarde para “proteger” los hornos y equipos.
"No vaya a ser que les salgan patitas y desaparezcan”, comenta Marco Antonio.
Además de los panes y panetones, producen dulces y tortas. La especialidad de Marco Antonio es la torta de chocolate; la de César, las mil hojas, orejas y cocadas.
Durante todo el año los preparan a pedido de los familiares para celebrar el cumpleaños de un interno, o para venderlos los días de visita. El dinero que obtienen es para ellos, para contribuir desde el encierro a la economía de sus familias, sobre todo, la de sus hijos e hijas. Éxitos para la comunidad El Ayllu.
El director del penal Miguel Castro Castro, Jaime Huamaccto Jiménez, colabora y es uno de los más entusiastas para convertir la panadería en una empresa.
Reconoce que la labor de sus encargados es admirable, y un modelo para que otros talleres se impulsen de esta manera.
Los talleres de capacitación existentes en Castro Castro son diversos. Casi el 60% de la población participa en ellos. Un número nada desdeñable, si se considera que algunos años atrás sólo los internos de los pabellones políticos participaban en ellos.
Hoy en día, comenta Huamaccto Jiménez, los talleres de carpintería, pintura y cerámica convocan también a los detenidos por secuestros, tráfico ilícito de drogas y homicidios, lo que no ocurría antes.
“Nuestra meta para 2009 es aumentar el número de talleres de trabajo, y adecuar ambientes para conseguirlo. También, es lograr que la panadería obtenga su registro sanitario para colocar sus productos en el mercado externo del penal.”.
Fuente: Noticia Local - Agencias - ANDINA

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